Grupos Balint

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Michael Balint es un psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta húngaro-británico. Especialista en psicoterapia de grupo y psicoanálisis de grupo. Fundador de los grupos Balint.

Este método de trabajo de investigación de formación en grupo lleva el nombre de su creador, quien, desde 1949, celebró seminarios de grupos de discusión con médicos y psiquiatras en ejercicio en la Clínica Tavistock de Londres. La experiencia resumida por Balint en su libro “El médico, su paciente y su enfermedad” sirvió de base para el método de realización de seminarios de investigación y formación. El objeto central de estudio en el grupo clásico de Balint es la relación médico-paciente. El paciente traslada al médico determinadas actitudes, estereotipos emocionales y comportamentales similares a su actitud hacia los objetos de su vida real (personas significativas de su entorno inmediato). El análisis de estas relaciones permite comprender mejor al paciente en toda la diversidad de sus conexiones e interacciones con el mundo real, lo que ayuda a aumentar la eficacia de la terapia.

Balint vio los objetivos de las sesiones del seminario en el análisis de las relaciones en la práctica profesional médica, el desarrollo del diagnóstico de las relaciones, la comprensión de las verdaderas necesidades del paciente y una comprensión profunda de la enfermedad.

Actualmente, los grupos Balint son un método eficaz para aumentar las habilidades de comunicación profesional de los especialistas en profesiones de ayuda, reducir el estrés profesional y el “agotamiento emocional”, comprender los problemas del paciente/cliente y las dificultades de comunicación con él, tomar conciencia de los beneficios terapéuticos. importancia de las relaciones interpersonales y sus límites, conciencia de los propios puntos de “ceguera”.

Las clases del grupo Balint se llevan a cabo en varias etapas o “pasos”.

El primer “paso” puede denominarse convencionalmente “identificar al cliente”. La lección tradicionalmente comienza con la pregunta del facilitador: “¿A quién le gustaría presentar a consideración su propio caso, un problema que crea un estado de malestar?”

El segundo “paso” es la historia del “cliente” sobre su difícil caso de la práctica. El líder y los miembros del grupo escuchan atentamente. Sus observaciones pueden resultar muy útiles para el análisis posterior de las dificultades comunicativas del hablante.

El tercer “paso” es que el “cliente” formule preguntas para el grupo basándose en su propio caso. En esta etapa, el facilitador ayuda al “cliente” a formular solicitudes (preguntas y deseos) al grupo, que contienen el deseo de recibir nuevos conocimientos, comentarios y (o) apoyo del grupo. Es recomendable escribir las preguntas en la pizarra o tableta, porque… todos los miembros del grupo hacen referencia a ellos constantemente, manteniendo la exactitud de su contenido.

El cuarto “paso” es que el grupo haga preguntas al participante que presentó el caso. Todas las reacciones espontáneas de los participantes, su comportamiento y manifestaciones emocionales son registradas por el presentador y posteriormente pueden ser objeto de análisis dinámico.

En esta etapa, el “cliente” muchas veces se sorprende al descubrir que por alguna razón olvidó o no tuvo en cuenta aspectos muy importantes de su caso. Muchos momentos inconscientes se le aclaran.

El quinto “paso” es la formulación final por parte del “cliente” de los temas que le gustaría plantear para discusión. A veces, la redacción de las preguntas se conserva en su forma original. Sin embargo, con mayor frecuencia sufren cambios. Algunas de las preguntas planteadas anteriormente pueden incluso perder su relevancia para el “cliente”, gracias a su conocimiento de una serie de puntos en la etapa anterior.

A menudo, una pregunta adicional que se hace el “cliente” es la de qué aspectos del caso propuesto no conoce suficientemente, desde el punto de vista del grupo.

El sexto “paso” son las respuestas del grupo a las solicitudes del “cliente” y la libre discusión.

Todos los participantes en círculo responden las encuestas que se les asignan. Las respuestas pueden reflejar los sentimientos de los miembros del grupo: “En este caso, siento que…”.

No menos importantes que ciertos juicios y comentarios para el “cliente” y otros participantes pueden ser respuestas como: “Yo también tuve una situación similar y encontré una salida…”. El hecho mismo de que muchos miembros del grupo ofrezcan una visión idéntica o similar de su situación es de gran importancia para él, pero el grupo no busca imponer nada, sabiendo que el hablante puede bloquear la aceptación de la información.

En esta etapa también se fomenta la libre asociación. Después de que cualquier miembro del grupo haya hablado, el “cliente” puede hacerle preguntas aclaratorias si algo no queda claro. Puede ser que en un grupo Balint un participante se identifique consciente o inconscientemente con el “cliente” o su “socio” en la situación en discusión. Las declaraciones de este último podrían ser, por ejemplo, así: “Sabes, me imaginé en el lugar… cuando le dijiste algo, reproduciendo la situación, y al mismo tiempo tartamudeaba, me sentí tenso”. Estas declaraciones tienen un valor especial para el psicoterapeuta que presenta el caso y también para los demás participantes. En un grupo Balint que funciona bien, los comentarios individuales provocan la continuación de la discusión en forma de nuevos círculos o una discusión libre pero correctamente gestionada. Esto conduce a una comprensión más profunda de los problemas, al desarrollo colectivo creativo de los puntos de vista expresados, a ángulos de visión inesperados de la situación en discusión.

La retroalimentación del líder del grupo al “cliente” se lleva a cabo en el séptimo “paso”. El facilitador resume las respuestas del grupo, expresa su propia visión de la situación presentada para discusión, suposiciones sobre las razones de las dificultades encontradas por el “cliente”, etc. Al final del trabajo, el líder agradece al “cliente” por brindarle el caso y el coraje de analizarlo, y a los miembros del grupo por su apoyo al empleado.

En el octavo “paso”, el “cliente” da información sobre sus sentimientos. Sus declaraciones pueden estar relacionadas con su propio estado emocional y sus impresiones sobre el trabajo del grupo. También puede proporcionar comentarios a participantes específicos que contengan su opinión sobre la efectividad de sus actividades, agradecerles por su apoyo o expresar su condición con palabras.

Una sesión de Balint puede terminar con declaraciones de miembros individuales del grupo sobre sus sentimientos e impresiones.

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